Segundo cotejo de la Reclasificación ante Boca. Mantener la defensa firme, esa es la cuestión para el equipo "milrayitas". El cotejo será televisado por TyC Sports.
La Liga Nacional siempre otorga un desquite. Peñarol lo tiene a la vuelta de la esquina. Desde las 21.10 de este martes afrontará el segundo cotejo de la Reclasificación en “La Bombonerita”, ahora con más urgencias luego de la amplia derrota sufrida en el cotejo del domingo. La señal de TyC Sports emitirá en directo hacia todo el país.
Más allá de que el resultado es lo más importante, no todo lo ocurrido en el primer juego fue malo para Peñarol. El equipo marplatense hizo un muy buen primer tiempo y tuvo la situación más o menos controlada hasta los ocho minutos del tercer cuarto.
Sin embargo, perder ese control fue dramático para los “milrayitas”. Cuando no pudo sostener las riendas, no fue nada más que superado: fue vapuleado. Y no pudo plantar defensa casi en ningún momento. A punto tal de recibir cuarenta puntos en doce minutos. Una enormidad.
El desafío para Peñarol, en consecuencia, es mantener firme la defensa. Fue capaz de hacerlo en la primera parte, debe hacerlo todo el partido. Porque la jerarquía del rival es demasiada. Si no lo logra, lo tendrá muy difícil.
Por lo demás, mientras fue capaz de sostenerse en el marcador, atacó bien, repartió adecuadamente los tiros, tuvo individualidades en óptimo nivel y un correcto balance entre el gol exterior y la presencia ofensiva que una vez más brindó Agustín Cáffaro en el poste bajo.
Cuando perdió la brújula, sin embargo, al tiempo que se derrumbaba la defensa se ensombrecía toda esa claridad inicial de conceptos.
Otro punto positivo fue el debut de Le’bryan Nash. El talentoso alero realizó lo que de él se esperaba. Con poca inserción dentro de los sistemas, su jerarquía le permitió arrimar a la causa un interesante caudal de puntos. Todos esperan que mantenga ese aporte.
El entrenador Adrián Capelli, entonces, tendrá a disposición una rotación larga y más rica que en muchos momentos de la temporada. Un requisito indispensable para intentar sorprender a un adversario demasiado poderoso.